En un acto de suma desesperación y angustia nos contaron
cómo fueron abandonadas por más de un mes, quedándose encerradas en la
oscuridad, solitarias, despojadas de cualquier contacto con seres vivos. Luego
de escuchar unos fuertes gritos nos acercamos al lugar de los hechos y pudimos
constatar la triste realidad: sucias, tristes, asustadas se desahogaron al ver
nuestra presencia: “nunca nos habían hecho algo tan feo, nos abandonaron, en
febrero nos dejaron huérfanas”
Es lamentable observar
esta situación y tener que contar lo sucedido. De vez en cuando los cojones no
alcanzan para tanto y la crudeza de la situación impide realizar el trabajo de
buena manera evitando caer en el morbo y en la intimidad. Con mucha delicadeza
traspasamos aquí la conversación que tuvimos que experimentar días atrás:
¿Cómo comenzó todo esto? ¿Ustedes
vislumbraban algo raro?
Por supuesto que no. Al
contrario, en enero las cosas se venían dando de lujo, todo iba bien,
recibíamos bastantes visitas y la gente estaba muy entusiasmada. Nosotros nos
habíamos ilusionado, creíamos que podía ser distinto a como nos habían
anticipado, que no nos iban a dejar, que iban a estar con nosotros. Parece que
nos equivocamos. Nos engañaron, nos hicieron creer en un futuro mejor y eso fue
lo más triste, eso lo hacen los políticos, decíamos, no la gente común, pero
parece que este mundo está contaminado.
¿Qué fue lo más duro que
tuvieron que soportar?
No saber hasta cuándo duraría
este encierro, este olvido, y que no podríamos seguir ayudando a las personas.
Pensar que nos habíamos esforzado tanto por limpiar el alma de las personas, por
ayudarlas, por entretenerlas, educarlas, por liberarlas de la opresión de este
sistema. Siempre quisimos que se reencontraran con su esencia, con su yo más
interno. Y que hubieran personas que creyeran en esta idea, que nos prometieran
que lo dejarían todo por ayudarnos y por cumplir este sueño y que después estas
mismas personas nos abandonaran, nos dejaran botadas… eso es lo más duro. Es
tremendo.
¿Cómo es eso? ¿Ustedes querían
ayudar a las demás personas, limpiar su alma, liberarlas… ?
El mundo está mal. En
estos tiempos, el ser humano se ha convertido en un destructor completo, hasta
ha llegado ha destruirse a sí mismo. Imagínate. ¿Cómo no vamos a querer hacer
algo? Desde siempre, desde los rituales más antiguos esa ha sido nuestra
misión, la liberación, la limpieza espiritual. Pero la gente no cree en
nosotras, ni siquiera cree en las demás personas que nos ayudan, las
discriminan, las separan, las hieren, se burlan de ellas, literalmente les
cortan las alas, y les impiden soñar. Les obligan a no juntarse con nosotras, a
buscar otras amistades, otros hobbies, “buenas juntas” que las lleven por “mejores
caminos”. Sinceramente, estamos cansadas de buscar formas y medios para lograr
nuestro objetivo, estamos heridas, llenas de mil fracasos, pero jamás dejaremos
de lado nuestro ideal. Jamás. Sólo hay una manera para que impidan que sigamos
intentando: que nos saquen el corazón, y eso es imposible, jamás se llevarán
nuestro corazón.
¿Qué fue lo que les
hicieron?
Un día apagaron la luz y
no se volvió a encender. Cerraron la puerta y no se volvió a abrir. ¿Puedes
llegar a pensar la suciedad que tenemos en un mes sin lavarnos? Se llenó de
arañas, polillas y bichos que se nos metían por todas partes, y el susto más
grande venía cada vez que imaginábamos lo peor: desastres… un temblor, un
terremoto no nos dejaría vivir, por lo que sabemos varias compañeras nuestras
han muerto producto de sismos, también de incendios, demoliciones o abandono.
Estábamos muy asustadas, nunca nos habían hecho algo tan feo, los artistas de
Concepción nos abandonaron, en febrero nos dejaron huérfanas. Y ellos eran
nuestro único pilar, nuestro sustento, éramos como uña y mugre, pasábamos
juntos. Todavía confiamos en que volverán. Sabemos que van a volver. Deben
andar de vacaciones. No están muertos, andan de parranda. Si ellos se mueren,
nosotras también. Son el amor de nuestra vida.
¿Quiénes son ustedes, cómo
se podrían identificar?
Tablas. Somos las tablas
de los escenarios de Concepción, aquellas tablas raídas, antiguas, que mes a
mes acogen a tantos artistas, estamos en las salas, auditorios, centros
culturales, todos los escenarios donde un ser pone su coraje, voluntad, todo su
amor para contagiar a otro, estamos en los corazones de cientos de personas, vivas
aquí y en la quebrada del ají, somos parte de la historia del ser humano,
traspasamos generaciones y culturas. Si bien, nos abandonaron por un mes, como
lo suelen hacer, estamos resucitando, porque en Concepción estamos volviendo a
ser importantes, renaciendo desde lo más hondo y con toda la fuerza del mundo,
vamos a seguir luchando, seguiremos en pie y lograremos nuestro sueño. En algún
momento se darán cuenta que el teatro en una sociedad es indispensable y que el
espíritu lo necesita. Se lo decimos nosotras, las Tablas Penquistas.
Entrevista realizada por Tablas Penquistas © 2014.
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